domingo, 15 de noviembre de 2009

A ESA GENTE QUE TANTO CRITICAN

Desde el inicio de nuestra existencia hasta nuestros días, se han ido desarrollando y reciclando muchos de los oficios básicos de todos los tiempos.

Sin saberlo, desde el día que un hombre o una mujer en la Prehistoria colocaran unas ramas de forma que le sirvieran de refugio o utilizaran o construyeran una herramienta de piedra para matar y desollar un animal que le proporcionara alimento y abrigo, creó una serie de oficios que de cierta forma enseño o aprendieron otras personas mirando como se ejecutaban dichos trabajos, las cuales fueron desarrollando sus propias técnicas que a su vez facilitaron el aprendizaje de dichos oficios.

Algunos oficios que comenzaron por casualidad o por el simple movimiento de un utensilio y que hoy día conocemos como es el de albañil, carpintero, peletero, cantero, etc.. , todos estos oficios, y es aquí donde quiero llegar, se han ido aprendiendo y debido a ello no han desaparecido gracias a las personas que lo han ido transmitiendo o enseñando durante siglos, como por ejemplo: el que un padre enseñara su oficio a su hijo y así sucesivamente, modo de enseñanza que con el paso del tiempo esta desapareciendo.

Debido, a la creación hace ya bastantes tiempo de los talleres de formación, antes realizados a través de los Planteles Juveniles y hace unos años a través de Escuelas Taller, Talleres de Empleo o Casas de Oficio, la responsabilidad de enseñar distintos oficios a recaído principalmente en la figura del monitor/ra, responsabilidad que en muchas ocasiones es casi imposible de cumplir por diferentes razones: la duración de algunos talleres que a veces es menos tiempo de lo necesario, el planteamiento por parte de terceras personas de los trabajos a desarrollar en los talleres, que a veces no son los más adecuados o como en muchos casos, el poco interés que muestran algunos de los alumnos trabajadores por aprender y aprovechar la oportunidad que se le ha brindado.

A consecuencia de todo esto y algunas cosas más, los componentes de estos talleres pasan por situaciones que la gente que los juzgan desde fuera y sin ningún conocimiento previo de los trabajos realizados, son incapaces de valorar el trabajo realizado, ya no de los monitores, sino también el de los alumnos trabajadores, no tienen otra cosa que criticas destructivas y no saben que lo critican es el esfuerzo por aprender y a la vez el esfuerzo por realizar bien su trabajo.

No hay que irse muy lejos para apreciar los frutos de estos talleres, en nuestro Termino Municipal, desde Tarifa a Tahivilla pasando por Bolonia y Facinas tenemos varios ejemplos que aquellos que critican tienen delante de sus ojos y no es que no lo vean, es que no quieren verlo, como son: trabajos de jardinería, trabajos de albañilería en muchas de nuestras calles, trabajos de restauración y recuperación, trabajos de carpintería, etc… trabajos realizados en edificios que han contribuido a crear nuestra historia como han sido el Castillo Guzmán el Bueno en su día y más reciente los realizados en las distintas Iglesias de nuestro Termino.

Normalmente al cabo de un tiempo, cuando han pasado varios años de la clausura de aquellos talleres que en su día fueron criticados, es, cuando principalmente a los monitores les llega la mayor satisfacción, al encontrarse con antiguos alumnos que les saludan con afecto y agradecen lo aprendido en sus respectivas Escuelas Talleres, Casas de Oficios o Talleres de Empleo, ya que de ahí le vino su vocación, conocimientos básicos o actitudes cívicas que más tarde les sirvieron para ejercer un oficio y otras veces para encausar su propia vida.

A esta gente que tanto critican, me gustaría preguntarles ¿Si nunca fueron jóvenes?, ¿Si nacieron sabiendo? o ¿Si desde el primer día que comenzaron en sus respectivos oficios, siempre les salio todo perfecto?.

Cristóbal.I